jueves, 7 de agosto de 2008

Frío

Iba a alcanzarle un libro a Susana y al levantarlo descubrí una araña enorme un poco aplastada intentando salir del estante.
El frío se apoderó de los huesos de mi brazo izquierdo, haciéndolo temblar hasta que los dedos de mi mano se abrieron dejando caer el libro sobre el suelo. Al darme vuelta, Susana y las chicas gritaban... las arañas estaban en todos lados, oscuras, silenciosas, con manchas rojas en su lomo grande como una mano entera. Tratábamos de sacarlas como podíamos, pero estaban aferradas a las cosas con sus patas como con la intención de quedarse para siempre.