Le expliqué de buena y de mala manera que necesitaba la plata, que las fichas no me servían porque no viajaba mucho en tren, pero de todos modos terminé con una cantidad enorme de cospeles en mis manos... así que me puse delante de los molinetes intentando venderles fichas a los pasajeros que se acercaban a la estación, mientras perdía trenes y trenes tratando de recuperar mi dinero.
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