viernes, 25 de abril de 2008

En Busca del reino de OZ

Teñidos de los personajes, pero siendo nosotros realmente dentro del cuento del "Mago de Oz"; me embarqué en un sueño profundo por la ciudad Esmeralda.
En un día soleado brillaba el camino amarillo como nunca antes lo había visto.
Hacía ya tiempo que caminábamos junto a mis amigos en busca del Reino de Oz.
Ansiando un descanso, paramos al costado del camino...
Hojalata, Oz ( que venía con nosotros, y además era el sonidista), y yo (Dorothy), nos tiramos encima de las flores coloridas mirando al cielo mientras nos fumábamos un tulipán.
El Espantapájaros y el León habían quedado justo donde el camino se bifurcaba, y no lograban ponerse de acuerdo acerca de quién sería el mejor candidato para gobernar la ciudad Esmeralda.
Con Hojalata y Oz comentábamos que el camino era hermoso pero demasiado largo y agotador, hacía mucho calor y aún faltaba bastante para llegar.
En un momento la soledad del camino se vió interrumpida por el trote de Bonanote (sí, el jugador de River) que buscaba el castillo de Oz.
Como el Espantapájaros no paraba de arrebatarse contra el León, el camino quedó sin señalización; es decir, que Bonanote optó por el azar pero eligió la opción equivacada... todavía no lo sabía, pero iba derecho al castillo de la Bruja Malvada del Oeste que lo estaría esperando con algún hechizo malvado para su equipo.
Casi terminando de fumar el tulipán y absolutamente relajados, vemos de repente que Riquelme (sí, el jugador de Boca) también se encontraba en busca del reino de Oz.
Sin preguntar y con su rostro perpetuo, optó también por el azar pero escogiendo el camino correcto. En ese preciso momento lo supimos... Boca pudo pasar a la siguiente ronda de la Copa Libertadores porque Riquelme había logrado llegar al Castillo de Oz!!!





miércoles, 23 de abril de 2008

Sorprendente!!!

Con Mati nos habíamos ido a Ocampo, el pueblo donde viven mis viejos. Y todo el mundo estaba de acuerdo en que no podíamos volvernos sin visitar el pepino gigante que había crecido.
De modo que fuimos hasta la esquina de la cuadra donde tiempo atrás estaba la casa de mi abuela, a esperar el barco. Allí había un pequeño río, aunque en la realidad sólo existe una zanja (cuando era chica, seguramente la vería como un río!).
Antes de que llegue nuestro barco, estaba zarpando el de los chicos que se iban de viaje de egresados, así que ese espacio era un lío de gente. En medio del tumulto, observamos una nube de humo emanando del suelo y alguien grita: Una bombita de olor!!!
Todos nos apresuramos a cubrir nuestras fosas nasales antes de que el espantoso aroma penetre en nuestros organismos. Por suerte, la embarcación de los chicos partió en seguida y no tuvimos que presenciar otra de sus bromas.
Al rato llega nuestro pequeño barco, viejito y de madera oscura; y en él comenzamos a navegar en dirección al famoso “pepino gigante”.
Al llegar a una orilla, descendemos sobre el suelo de piedras y, vaya a saber por qué razón, agachados casi cuerpo a tierra y con cuidado de no hacer ruido, nos escondemos detrás de unas plantas para espiar desde ahí al gran pepino.
Realmente era enorme, estaba recostado sobre la tierra, medía unos cinco metros de largo y era tan alto como una persona adulta. Eso sí, era de su característico color verde oscuro, pero su forma se asemejaba más a una calabaza que a un pepino…
En ese instante me doy cuenta de que Úrsula, nuestra gatita, había venido con nosotros y quería escaparse de mis brazos, así que entre mis hermanos y yo, intentamos tranquilizarla en silencio.
Úrsula es una gata muy gordita y de colores blanco, beige y gris… pero de a ratos se volvía blanca y flaquita.

Quién?

Como suele suceder… por alguna razón yo veía todo desde un extremo de la sala.
En una silla había una chica sentada, estaba de espaldas pero yo sabía que tenía entre treinta y cuarenta años.
Una señora se acerca y le muestra un cuadro, preguntándole quién era la de la foto.
Desde mi ubicación veo claramente el primer plano de Mamá Cora, el personaje de la abuela que hace Antonio Gasalla.
Y la chica dice con gran convencimiento: - ES LA CORISTA!!!
Al escuchar esa respuesta empecé a reírme, pero a reírme con tantas ganas, que me desperté por el sonido de mis propias risas.



jueves, 17 de abril de 2008

La Ventanita


Era una fiesta de noche, en un lugar con una pileta enorme. Yo estaba segura de que era en un complejo de costanera norte.
La gente parecía divertirse mucho pero yo no les creía. No me caían bien… pensaba que sólo les interesaban las apariencias, así que decidí abrir la ventanita de la pared e irme con la gente que consideraba más auténtica y simple.
Al costado de la pileta, en una pared de color celeste y a casi dos metros de altura, estaba la ventanita. Se trataba de una abertura rectangular, de unos cincuenta centímetros de ancho por cuarenta de alto.
Haciendo piecito sobre una maceta de barro, llego a la ventana y comienzo a golpear la madera celeste para abrirla. Cuando empiezo a lograrlo, del otro lado veo que mi amiga Débora se acerca para ayudarme.
Sus amigos terminan de abrir la ventana y trepo intentando pasar por ese hueco. Cuando lo logro, Deby me agarra para que baje del otro lado. Estamos en la casa de ella con sus amigos, todos sentados en reposeras.
Yo me siento muy a gusto con ellos, hasta que comenzamos a juntar la plata para ir cerca del río a comprar la comida, y me doy cuenta de que Iván Noble me había robado cien dólares (?)

miércoles, 16 de abril de 2008

Resurrección


Ella estaba en la cocina lavando las gaviotas. Como su perro se acercó, le dijo: mirá, estas son las gaviotas que vamos a comer hoy al medio día. El animal comenzó a olfatearlas y a lamerlas en un gesto de ternura y compasión.
Tan hermosa energía transmitió el enorme perro a las gaviotas, que éstas comenzaron a movilizarse y volaron hacia la ventana, quedándose en el aire de ese patio, aleteando felices, con sus picos enfrentados, como demostración del poderoso milagro del amor.

lunes, 14 de abril de 2008

Gozoki Ezpain

Con la temperatura baja de un día agitado, caigo vulnerable perdida en la nada.
Se sucedían imágenes que me atravezaban el cuello y bloqueaban mi garganta, ahogando un grito en el callejón del silencio.
Parada, quieta y estancada decido ir en busca de azúcar para mojar mis labios, que se veían aún mas grandes de lo que son.
El plan es empaparme la boca de azúcar para espantar la violencia y llenar el aire de palabras dulces. Pero alguien grita que debo llorar... Apagón.
Despierto en medio de un llanto desconsolado y oscuro.
No conforme, resucito una sonrisa y reposo en un mar de azúcar.

miércoles, 9 de abril de 2008

Muy agotador...



Tal como había sucedido en la realidad la semana anterior, soñé que nos íbamos el fin de semana en carpa a una isla del Tigre y se inundaba casi todo el camping.
La diferencia era que esta vez, había un salón muy grande en el que bailábamos folklore argentino. Lo raro era, no sólo que sabíamos bailar a la perfección, sino que utilizábamos todo el espacio disponible para nuestra danza; y el salón era tan pero tan grande, que al alinearnos las mujeres de un lado y los hombres del otro, apenas si lograbas ver a tu pareja chiquitiiiita del otro lado del salón.
Y ahí me encontraba yo, tratando de divisar a Mati y pensando que cuando llegue el momento de dar la “vuelta entera” iba a ser algo muuuuy agotador….