jueves, 28 de febrero de 2008

Agua

Estaba en casa con Matías y con Pamela, la hermana menor de las gemelas. Llovía torrencialmente, del mismo modo que llovía antes de quedarme dormida.
Llovía tanto pero tanto que el techo del toldo no lo toleraba, así que comenzamos a descubrir nuevas goteras en esa parte de la casa.
Por alguna razón, los tres juntos nos dirigimos rápidamente hasta la habitación, y al entrar una fina llovizna comenzó a caer sobre nosotros. Aún sabiendo lo que significaba esto, comenzamos a reírnos y a recorrer con nuestras manos las paredes que como cataratas decorativas eran lamidas por una lengua de agua en todos sus puntos. Lo disfrutábamos mucho…era un festejo.
Pamela se dirigió a otro ambiente donde no sucedía lo mismo, pero ella señalaba un espacio con la pintura saltada, explicándonos con alegría que allí sería igual.
Entonces estaba en un colectivo de la línea cuatro, iba a la casa donde vivía Mati antes. El vehículo ingresó en un barrio con muchos edificios similares, y con un montón de espacio libre entre ellos. El terreno era como de arena, parecía un barrio levantado en medio del desierto.
Como me lo habían explicado, cuando doblamos a la izquierda toqué timbre y bajé en la esquina.
Tenía que ir al edificio que poseía sus baños afuera. A medida que iba acercándome, éste cambiaba de estructura, hasta que al llegar era una casa baja, grande y antigua como de un pueblo de campo.
Al ingresar, un montón de niños festejaron mi llegada y una nena de unos cinco años, tez trigueña, grandes ojos verdes y unos rulos rubios que me resultaron divertidísimos me guió hasta donde estaba la “gente responsable”.
Entramos en una gran cocina donde había varias mujeres muy delgadas con delantales a cuadritos blancos y celestes.
La nena se me colgó del cuello en un abrazo efusivo que casi dolió y me dejó con ellas.
Una de las mujeres, me tomó de la mano y me llevó al ambiente contiguo. Allí le expliqué mi interés por colaborar con el comedor infantil del barrio donde había crecido mi novio.
Ella llamó a otras dos y todas llenaron ansiosamente pequeñas fichas con mis datos, ellas esperaban dinero, yo lo sabía… así que me dispuse a contarles que mi idea era juntar alimentos y llevarlos hasta allí, que apenas llegaba a fin de mes.

2 comentarios:

dreamer dijo...

Muucha agua... me encantó lo de las cataratas... hoy pasó eso en la cocina de la casa de Nico, pero no fue muy divertido. Besos

Mattt dijo...

¿Quién será la nena de los rulos divertidos? Muy Bueno.